Monday, October 29, 2007

Cuentacuentos: "¿Por qué el mar es azul?

La pregunta

¿Por qué el mar es azul? - Despertó de un salto. Otra vez la misma pregunta… ¿por qué? ¿Por qué el mar es azul?

Desde hacía dos semanas, que lo único en lo que podía pensar era en eso. El por qué del azul del mar. Como si eso fuera a contestar las mil y un dudas existenciales que rondaban por su cabeza. Había buscado en internet y en cuanta enciclopedia se cruzó por su camino la repuesta. Que porque es un reflejo del cielo, porque el fondo del mar es azul, porque la luz al separarse… y así un largo etcétera. Pero ninguna de estas respuestas, por científicas que parecieran, parecían tranquilizar su alma.

¿Por qué el mar es azul? Se preguntaba, mirando desde la orilla las olas. La gente se alejaba, pensando que se trataba de una loca. Ella quería, necesitaba, saber con urgencia la respuesta. Cuando estaba detenida en los semáforos en rojo, en lo único en lo que podía pensar era en la maldita pregunta sin respuesta.

Cada vez que veía a alguien nuevo, su rostro se iluminaba, pensando que al fin iba a encontrar a la persona que supiera contestar y poder así terminar con esta tortura…

Hasta que un día, sentada por milésima vez en la orilla de la playa, una niñita se le acercó. ¿Sabes por qué el mar es azul? – le preguntó. Obvio! Yo te voy a contar, lo que pasa es que un día…

Y ahí se quedaron, las dos sentadas en la orilla mientras la misteriosa niñita terminaba por fin con la maldición de la pregunta infinita.

Tuesday, October 23, 2007

Cuentacuentos: "La fábrica de sueños cerró por vacaciones"

La misión

“La fábrica de sueños cerró por vacaciones”. Cuando me lo contaron, no lo podía creer: la fábrica había trabajado ininterrumpidamente desde sus inicios. “Es que el negocio está difícil, la demanda está tan baja que los sueños quedan sin dueños y se llenan de polvo y telas de araña... y nadie quiere sueños añejos. El gerente dice que incluso, si la cosa no mejora, van a empezar a trabajar medio turno”.

Me fui caminando cabizbaja, mientras la cabeza me funcionaba a mil. Había que hacer algo... pero qué? ¿Qué sería del mundo sin sueños? ¿Y sin soñadores? ¿Qué pasaría con las nuevas generaciones? Todo el mundo se preocupa del calentamiento global, pero esto podría ser el principio de algo igualmente espantoso. Había que alertar al mundo... pero cómo?

Prensa, eso necesitamos. Alertar a los medios, hacer reportajes, organizar conciertos y recaudar fondos para mantener la fábrica abierta. Pero los sueños no “venden”. Lo que vende ahora, es lo real. Los sueños son cosa del pasado y una total pérdida de tiempo, me soltó un director de TV que visité.

Lo único que quedaba, era alertar a otros soñadores como yo. Así fue como encontré a un grupo de soñadores, los cuentacuentos, que al mando del Señor de las Historias, semana a semana luchan por mantener viva la fábrica. A ver como nos va.

Monday, October 22, 2007

Cuentacuentos: "Se mordió los labios hasta que le sangraron los silencios"

Negación

Se mordió los labios hasta que le sangraron los silencios. Las lágrimas se agolpaban en sus ojos, haciendo lo imposible por salir. En su cabeza, un montón de ideas sin conexión chocaban entre si, aturdiéndola. En su garganta seca se atragantaban palabras sin salir. Le faltaba el aire y sintió como el piso empezaba a temblar bajo sus pies. No podía permitirse perder el control. No ahora. No en ese lugar.

Avanzó como pudo hasta el lugar seguro mas cercano que encontró. Poco a poco su respiración se fue normalizando permitiendo que las ideas empezaran a tener sentido. Recién entonces lo vio claro: aún después de tanto tiempo, aún después de tantas horas invertidas, todavía le faltaba un tema por superar.

Cerró los ojos y suspiró. Los volvió a abrir, puso una sonrisa en su cara y volvió al salón. Ya habría otro momento para cerrar ese círculo. Mas adelante. Mucho mas adelante.

Thursday, May 24, 2007

Ya soy, oficialmente, una Cuentacuentos

Cuando en Febrero llegué de casualidad a la página del Cuentacuentos, me encantó. Lo único que quería era inscribirme y subirme a esa montaña rusa que significaba escribir todas las semanas en base a la frase que otro cuentista propusiera. Pero había un problema... empecé a leer los cuentos de los demás y me parecieron demasiado buenos... así que empecé a escribir "en paralelo" para soltar un poco la mano. Hasta que me animé.

El 3 de Mayo finalmente le mandé un mail al Señor de las Historias para que me inscribiera en el Cuentacuentos. Creo que si hubiera estado postulando a una beca, no habría leído y releído el mail tantas veces antes de mandarlo. Con un nudo en la guata (panza) me quedé esperando que "alguien" me contestara... hasta que recibí el mail. La página del Cuentacuentos tenía algunos problemas, pero el SDLH no solo me decía que ya estaba como la primera integrante de Chile, sino que se había metido a este blog y había leído algunas historias!!!!

Todavía no hay presentación formal en la página, pero estoy tratando de licuar las pocas neuronas que me quedan para inventar una historia que esté a la altura. El desafío es grande y no me pienso achicar.

Thursday, May 10, 2007

Cuentacuentos: "Voy a contarte un secreto… "

Aproveché de usar una frase del Cuentacuentos para escribir un mini relato para la actividad de Recursos Humanos que tenemos mañana y pasado

En un pueblo no tan lejano

Voy a contarte un secreto… no se bien de que voy a escribir. La verdad es que siempre me pasa lo mismo y más ahora que se que voy a hacer algo mas que pegar este escrito en el blog. No te preocupes, no pienso ponerme filósofa, este cuento va a ser muy simple…

Se trata de un grupo de personas, que vivían en un pueblo, que andaban por la vida mirando hacia el suelo, tristes, haciendo la suya y sin interactuar mucho con el exterior. Un día, uno de ellos tuvo una muy buena idea y los juntó y los llevó a los cerros a ver si con el aire fresco y los pajaritos en el cielo, se despertaban y miraban que había alrededor. Lo consiguió, pero al poco rato de mirarse las caras, todos volvieron a mirar de nuevo al suelo, aunque ahora, de vez en cuando, miraban de reojo para ver que hacían los demás.

Pasó un tiempo y nuevamente los juntaron y los llevaron a otro cerro, un poco más alto. Pero esta vez, cuando levantaron las caras, se reconocieron y se dieron cuenta de que no solo había caras amigables, sino que todos tenían un proyecto en común y ahí fue cuando partió la verdadera historia.

Ya no caminaban mirando al suelo, sino que mirando la cara de los otros, orgullosos de por fin pertenecer a un equipo. En el pueblo los empezaron a reconocer, porque a pesar de que no siempre pensaban todos igual, eran capaces de sentarse a conversar las diferencias, se ayudaban unos a otros y andaban siempre con una sonrisa en la cara… y todos hemos escuchado lo contagiosa que es la alegría. De a poco, el pueblo empezó a ser mas alegre… todo gracias a este grupo que solo había decidido empezar a mirarse a las caras y empezar a comportarse como un equipo.

Esta historia que parece medio infantil e irreal no lo es tanto. Se trata de nosotros y como hemos crecido en este tiempo. De cómo pasamos de ser un grupo de personas que se conocían más o menos en Santa Clara a un equipo de seres humanos el día de hoy en este Santuario del Río. Si, hemos crecido, pero todavía nos falta mucho por recorrer, tenemos muchísimas cosas buenas más que compartir entre nosotros y con los demás en nuestro “pueblo”. Tenemos que aprender que cada uno de nosotros es importante en lo que es Recursos Humanos hoy.

Como termina esta historia, no lo se. Solo se que depende de nosotros… y eso es bueno.

Wednesday, May 02, 2007

Cuentacuentos: "Como todo lo importante, ocurriste de repente"

Declaración

Como todo lo importante, ocurriste de repente. Cuando ya había perdido las esperanzas de encontrar el camino, cuando estaba mas confundida que nunca, te encontré… o me encontraste, no lo se. A mí, que me gusta tenerlo todo claro, irme por lo seguro y pisar tierra firme. Entraste en mi vida y pusiste mi mundo de cabezas.

Pero como todo lo importante en mi vida, llegaste a su fin. Desapareciste tan abruptamente como llegaste. Pero no estoy triste. Se que si nos encontramos fue para darme el empujón que necesitaba para madurar.

Aprendí que hay que planificar, pero dejando espacio para que la vida nos sorprenda. Aprendí a ser más espontánea, a reír, a llorar, a vivir la vida con pasión… a arriesgarme.

Me siento mas grande, mas mujer… y creo que por fin puedo decir que tengo las riendas de mi vida. Gracias.

Cuentacuentos: "Erase una vez"

Un cuento de hadas moderno

- Érase una vez…- y me quedé callada. Dos pares brillantes de ojos me miraron expectantes. Por fin había logrado llamar su atención y que dejaran de pelear. …una princesa que buscaba a su príncipe. Ella se sentía sola y sabía que si lo encontraba iba a poder ser feliz para siempre. El problema es que la princesa había estado en su castillo sola mucho tiempo, así que decidió empezar a salir con los príncipes que la invitaban.

Una mañana, tocó a su puerta un príncipe. ¿Saben de qué color era? – Azul!!!- contestaron las dos emocionadas. No, era morado. No saben el desastre, tenía el pelo violeta, y todas las ropas de color morado y lila. Tenía un caballo adivinen que color. – Violeta!!! - gritó la mas chica. Exacto. Le dijo que la venía a buscar para invitarla a salir. Fueron al mercado y compraron todas cosas moradas: moras, violetas, caramelos de uva. Dieron vueltas por el pueblo, mientras charlaban. La princesa lo estaba pasando bien, pero no sentía mariposas en la panza. Cuando el príncipe la fue a dejar, ella le tuvo que decir que no, que él no era el príncipe que estaba buscando.

Como a la semana, volvieron a tocar a su puerta. Era otro príncipe. ¿Saben de qué color era? – ¿Azul?- dijo con algo de desconfianza la mayor. No- respondí - era un príncipe verde. ¿Saben que tenía en vez de su corcel? Una bici. Y le llevó de regalo un helecho. Era un príncipe ecológico. Vivía a la orilla de un arroyo, parecido a este, en una carpa que él mismo había construido. La invitó a pescar en el arroyo y después hicieron un pic-nic. El príncipe le hablaba del calentamiento global, la contaminación y la necesidad de volver a una vida natural. La princesa se acordó de lo mucho que le gustaba a ella la vida moderna, así que cuando la fue a dejar a su casa, le dijo que él no era el príncipe que ella estaba buscando.

Un día, ella estaba en lo alto de su torre, cuando sintió que alguien tiraba piedritas a la ventana. Se asomó y vio al príncipe amarillo que venía con un ramo enorme de margaritas a buscarla en su… globo aerostático. -¿Qué es eso? – Es un globo enorme, que sostiene un canasto donde te puedes subir. El príncipe le tiró una soga, para que ella escalara hasta el globo, pero ella le dijo que si no bajaba a buscarla como el resto de los príncipes, ella no iba a salir con él. Se subió al globo y empezaron a subir. La vista desde el cielo era maravillosa, pero la princesa se acordó que tenía miedo a las alturas, así que cerró los ojos fuerte y se agarró del borde del canasto. Como el príncipe le dijo que el siempre viajaba en globo porque así se ahorraba los embotellamientos, la princesa le dijo que él no era el príncipe que buscaba.

- ¿Y con el príncipe colorado no salió? – preguntó la mayor, que ya había entendido como era el cuento. – Si, la pasó a buscar en su descapotable rojo y le llevó un ramo enorme de rosas rojas. Este príncipe, era fanático de las carreras de autos, era de lo único que hablaba. La princesa no le gustaban los autos, incluso no manejaba desde hacía años, así que se aburrió de lo lindo. Cuando la fue a dejar a su casa, ella le dijo que él no era el príncipe que estaba buscando.

Una tarde, apareció por su palacio, el príncipe negro. Tenía un corcel negro azabache y estaba todo vestido de… negro, obvio. Pero había algo raro en su cara, unas lágrimas plateadas. Lo que pasaba, es que el príncipe negro siempre estaba triste. Todo en su vida era un drama. Cada vez que la princesa trataba de hablarle de algo que le sacara la pena, el salía con un cuento mas desastroso que el anterior. A la princesa le gustaban los colores, las risas, los cantos y los bailes, así que cuando el príncipe la fue a dejar, ella le dijo que no era el príncipe que estaba buscando.

- Con el que no va a salir de ninguna manera, es con el príncipe rosa, no? – dijo una, poniendo cara de pocos amigos. – Aunque no lo crean, también salió con él. La fue a buscar y llegó todo vestido de… - rosa! – gritaron las niñas divertidas. – No, llegó vestido normal y con un ramo enorme de flores de color rosa. El príncipe era muy buenmozo, pero tenía un gran defecto: sabía que todas las mujeres morían por él y era muy egocéntrico. Toda la cita con la princesa se pasó hablando de si mismo y mirando su reflejo en todas partes. Cuando la princesa le dijo que él no era el príncipe que buscaba, él no la escuchó. Estaba muy concentrado mirándose en el reflejo de la ventana.

La salida con el príncipe blanco fue en invierno. La pasó a buscar en su trineo, con un gran ramo de rosas blancas congeladas. Fueron a patinar sobre hielo y a tomar helados. El príncipe era muy amoroso, pero cada vez que tocaba algo, se congelaba… así que cuando la fue a dejar al palacio, ella le dijo que no era el príncipe que estaba buscando.

La princesa se quedó muy triste, porque ninguno de los príncipes que la había ido a buscar, era el que la iba a ser feliz. Hasta que se dio cuenta de dos cosas: que eran los príncipes los que la habían ido a buscar a ella y que no había conocido al príncipe azul. Así que tomó una decisión: ella iría a buscarlo.

Este cuento está dedicado a Agus y Mili, las dos chiquitas de la historia. La historia salió así, de repente, mientras estábamos en la orilla del arroyo que cruza el campo. No se si esta trascripción es muy fiel a la historia original, pero quise escribirla para Agus, que el 7 de Mayo cumple 9 añitos.

Mas tarde, cuando Agus le contaba a algunos primos de la historia, uno de ellos le preguntó de que color se vestía la princesa. Muy seria, ella me miró y le contestó: la princesa usa jeans y remera azul. Casi me la como a besos.

Tuesday, February 20, 2007

Cuentacuentos: "Cuando cogí el bolígrafo, la mano me temblaba"

Punto de quiebre

Cuando tomé el lápiz, la mano me temblaba. No estaba segura de lo que iba a hacer, de si era la decisión correcta o no. Pero parecía que no había vuelta atrás. Ahí estaba, toda esa gente mirando ilusionada en el que supuestamente era el día mas feliz de mi vida… pero no estaba segura.

¿Y si no era él? ¿Y si estaba tomando una decisión apurada, basada en lo que otros me habían convencido era lo mejor para mí? ¿Y si lo mejor para mí estaba allá afuera, esperando a que yo no cometiera este error?

Basta. Estoy haciendo bien, estoy eligiendo bien. Tenemos un proyecto en común, buscamos lo mismo, queremos lo mismo. ¿Qué importa que no sienta mariposas en la guata cada vez que lo veo? Esas son cosas de adolescente. De adolescente enamorada. ¿Y si no estoy enamorada?.

Yo no soy fácil. ¿Y si él se aburre? ¿Y si un día deja de aguantar mis arranques de princesa y se va a otro cuento?

Tengo que dejar de pensar y concentrarme, el juez habla y habla y yo no entiendo en que idioma lo hace. De repente todos me miran, esperando que yo diga algo, pero no les entiendo. Veo sus caras preocupadas y que me dicen cosas, pero no los escucho. De repente parece que me he quedado sorda. Quiero hablar, explicarles que no los escucho, pero parece que también estoy muda. Me empieza a faltar el aire, no puedo respirar, siento que me voy a caer.

Una mano firme aparece de repente, apoyándome y unos ojos que me transmiten tranquilidad. Sonríe. El aire se vuelve fresco y de a poco me empiezo a sentir mejor. De repente todo vuelve a la normalidad y los miedos se van. – Acepto – digo mientras tomo nuevamente el lápiz y estampo mi firma al lado de la persona que a partir de hoy, va a compartir mi vida.

Monday, February 12, 2007

Cuentacuentos: "Era verano, hacía calor y acababa de enamorarse"

(Primer) Amor de Verano
Era verano, hacía calor y acababa de enamorarse. Julieta nunca pensó que tan lejos de casa y de los suyos iba a descubrir que no solo había niñitos apestosos en este mundo, sino que también había otra clase de niñitos, que no solo se interesaban en jugar a la pelota y que podían ser muy simpáticos.

El era alto, rubio, ojos claros, desaliñado, con frenillos y espinillas. Era lo más parecido a un príncipe azul que había conocido. Era hijo de los amigos de unos tíos y sólo había un inconveniente: tenía cuatro años más que ella, toda una brecha generacional a esa edad.
Julieta creció de golpe. De un día para otro, se empezó a arreglar con las pinturas que les sacaba a sus primas mayores. Cambió completamente sus horarios para poder “encontrarse” con él o simplemente contemplarlo desde lejos.

Y así los días fueron pasando. El disfrutando sus vacaciones con sus amigos, ella atesorando cada minuto que pasaba con él, esperándolo despierta cuando iba a bailar solo para ver si pasaba por la cocina y así ganar cinco minutos de conversación. Así fue como Julieta se dio cuenta, por ejemplo, de lo mucho que le gustaba a Luis jugar al fútbol, que cada vez que iba ganando al ajedrez se rascaba la oreja izquierda y que una arruga aparecía en su frente, cada vez que algo le molestaba y no lo quería demostrar.

La noche antes de partir (y no verlo mas), Julieta decidió ir al mini golf a tratar de olvidarse de su amor imposible. Cuando iba por el segundo hoyo y mientras se concentraba en como hacer para golpear la pelota sin sacarla de la canchita, él apareció con un amigo. Julieta no sabía que hacer, roja como un tomate, erraba los tiros de lo nerviosa que estaba. Luis con mucha paciencia, la ayudaba y le daba consejos, sin darse cuenta de que al final ella se equivocaba a propósito sólo para poder tener su atención.

Los 20 hoyos del mini golf se pasaron demasiado rápido. Cuando terminaron, el amigo hizo mutis por el foro y desapareció, mientras Luis y Julieta caminaban por la Gran Avenida en busca de un helado.

Caminaron por la Costanera, hablando por horas y de todo, de sus familias, sus amigos, sus sueños y sus miedos. Las horas pasaban como si fueran segundos y Julieta sentía que ese era el momento más feliz de su vida.

Casi al amanecer, se sentaron en la playa y ella se atrevió a decirle lo que había querido decirle desde hace semanas, que no sabía bien lo que sentía, pero que le daba mucha pena no verlo mas. Le contó de sus espionajes y encuentros planificados… Luis le contestó que a él también le entristecía separarse de ella y que si bien era muy chica para él, estaba seguro que si en unos años mas se encontraban, iban a poder salir sin problemas. Se quedaron los dos en silencio, mientras el sol salía por el mar.

- Volvamos. Ya se hace tarde y tú tienes que viajar en unas horas mas – Le dijo Luis ayudándola a levantarse. Se fueron en silencio, tomados de la mano, camino a la casa de Julieta. A medida que se iban acercando, se agarraron con más fuerza de las manos. Al llegar a la puerta de la casa, Julieta se animó a hacerle la pregunta que tenía atravesada en la garganta hace horas: - ¿Nos volveremos a ver? – Él la miró fijo a los ojos, sonrió como sólo él sabía hacerlo y le dio un beso (el primer beso de ella) y un largo abrazo. – Por supuesto – le contestó.

Julieta entró a la casa convencida de que su vida ya no iba a ser igual y que en un tiempo más, cuando cuatro años no fueran una gran diferencia, se volverían a encontrar.

El Cuentacuentos

Uf! Y si que me demoré en volver a escribir en este blog... Podría dar mil excusas, pero de nada sirven. Parece que tenía la cabeza demasiado llena de ideas, proyectos, nuevas convicciones, viejas preguntas y no era capaz de sacarlas afuera.

Ja! Pero no hay mal que dure cien años (ni tonto que lo aguante). Cuando vi que llevaba mucho tiempo sin escribir, empecé un proceso de "auto estimulación". Empecé a leer cosas de escritores anónimos, gente común y corriente, que es capaz de exprimir la realidad y hacer con el jugo "post" en sus blogs que nos alegran el día.

Y así fue como llegué el viernes a la página del Cuentacuentos www.elcuentacuentos.com un sitio que partió siendo un espacio de Windows (una versión medio rara de los blogs) que juntaba a cinco amigos que les gustaba escribir. Cada semana ponían una frase y cada uno, en su propio espacio o blog, publicaba lo que le saliera. Conclusión, al año se tuvieron que mudar a la página web porque ya tenían mas de 200 "socios".

Todavía no me inscribo, pero estoy tratando de soltar la mano agarrando frases antiguas... hay muchas telas de arañas que sacar...