Tuesday, February 20, 2007

Cuentacuentos: "Cuando cogí el bolígrafo, la mano me temblaba"

Punto de quiebre

Cuando tomé el lápiz, la mano me temblaba. No estaba segura de lo que iba a hacer, de si era la decisión correcta o no. Pero parecía que no había vuelta atrás. Ahí estaba, toda esa gente mirando ilusionada en el que supuestamente era el día mas feliz de mi vida… pero no estaba segura.

¿Y si no era él? ¿Y si estaba tomando una decisión apurada, basada en lo que otros me habían convencido era lo mejor para mí? ¿Y si lo mejor para mí estaba allá afuera, esperando a que yo no cometiera este error?

Basta. Estoy haciendo bien, estoy eligiendo bien. Tenemos un proyecto en común, buscamos lo mismo, queremos lo mismo. ¿Qué importa que no sienta mariposas en la guata cada vez que lo veo? Esas son cosas de adolescente. De adolescente enamorada. ¿Y si no estoy enamorada?.

Yo no soy fácil. ¿Y si él se aburre? ¿Y si un día deja de aguantar mis arranques de princesa y se va a otro cuento?

Tengo que dejar de pensar y concentrarme, el juez habla y habla y yo no entiendo en que idioma lo hace. De repente todos me miran, esperando que yo diga algo, pero no les entiendo. Veo sus caras preocupadas y que me dicen cosas, pero no los escucho. De repente parece que me he quedado sorda. Quiero hablar, explicarles que no los escucho, pero parece que también estoy muda. Me empieza a faltar el aire, no puedo respirar, siento que me voy a caer.

Una mano firme aparece de repente, apoyándome y unos ojos que me transmiten tranquilidad. Sonríe. El aire se vuelve fresco y de a poco me empiezo a sentir mejor. De repente todo vuelve a la normalidad y los miedos se van. – Acepto – digo mientras tomo nuevamente el lápiz y estampo mi firma al lado de la persona que a partir de hoy, va a compartir mi vida.

Monday, February 12, 2007

Cuentacuentos: "Era verano, hacía calor y acababa de enamorarse"

(Primer) Amor de Verano
Era verano, hacía calor y acababa de enamorarse. Julieta nunca pensó que tan lejos de casa y de los suyos iba a descubrir que no solo había niñitos apestosos en este mundo, sino que también había otra clase de niñitos, que no solo se interesaban en jugar a la pelota y que podían ser muy simpáticos.

El era alto, rubio, ojos claros, desaliñado, con frenillos y espinillas. Era lo más parecido a un príncipe azul que había conocido. Era hijo de los amigos de unos tíos y sólo había un inconveniente: tenía cuatro años más que ella, toda una brecha generacional a esa edad.
Julieta creció de golpe. De un día para otro, se empezó a arreglar con las pinturas que les sacaba a sus primas mayores. Cambió completamente sus horarios para poder “encontrarse” con él o simplemente contemplarlo desde lejos.

Y así los días fueron pasando. El disfrutando sus vacaciones con sus amigos, ella atesorando cada minuto que pasaba con él, esperándolo despierta cuando iba a bailar solo para ver si pasaba por la cocina y así ganar cinco minutos de conversación. Así fue como Julieta se dio cuenta, por ejemplo, de lo mucho que le gustaba a Luis jugar al fútbol, que cada vez que iba ganando al ajedrez se rascaba la oreja izquierda y que una arruga aparecía en su frente, cada vez que algo le molestaba y no lo quería demostrar.

La noche antes de partir (y no verlo mas), Julieta decidió ir al mini golf a tratar de olvidarse de su amor imposible. Cuando iba por el segundo hoyo y mientras se concentraba en como hacer para golpear la pelota sin sacarla de la canchita, él apareció con un amigo. Julieta no sabía que hacer, roja como un tomate, erraba los tiros de lo nerviosa que estaba. Luis con mucha paciencia, la ayudaba y le daba consejos, sin darse cuenta de que al final ella se equivocaba a propósito sólo para poder tener su atención.

Los 20 hoyos del mini golf se pasaron demasiado rápido. Cuando terminaron, el amigo hizo mutis por el foro y desapareció, mientras Luis y Julieta caminaban por la Gran Avenida en busca de un helado.

Caminaron por la Costanera, hablando por horas y de todo, de sus familias, sus amigos, sus sueños y sus miedos. Las horas pasaban como si fueran segundos y Julieta sentía que ese era el momento más feliz de su vida.

Casi al amanecer, se sentaron en la playa y ella se atrevió a decirle lo que había querido decirle desde hace semanas, que no sabía bien lo que sentía, pero que le daba mucha pena no verlo mas. Le contó de sus espionajes y encuentros planificados… Luis le contestó que a él también le entristecía separarse de ella y que si bien era muy chica para él, estaba seguro que si en unos años mas se encontraban, iban a poder salir sin problemas. Se quedaron los dos en silencio, mientras el sol salía por el mar.

- Volvamos. Ya se hace tarde y tú tienes que viajar en unas horas mas – Le dijo Luis ayudándola a levantarse. Se fueron en silencio, tomados de la mano, camino a la casa de Julieta. A medida que se iban acercando, se agarraron con más fuerza de las manos. Al llegar a la puerta de la casa, Julieta se animó a hacerle la pregunta que tenía atravesada en la garganta hace horas: - ¿Nos volveremos a ver? – Él la miró fijo a los ojos, sonrió como sólo él sabía hacerlo y le dio un beso (el primer beso de ella) y un largo abrazo. – Por supuesto – le contestó.

Julieta entró a la casa convencida de que su vida ya no iba a ser igual y que en un tiempo más, cuando cuatro años no fueran una gran diferencia, se volverían a encontrar.

El Cuentacuentos

Uf! Y si que me demoré en volver a escribir en este blog... Podría dar mil excusas, pero de nada sirven. Parece que tenía la cabeza demasiado llena de ideas, proyectos, nuevas convicciones, viejas preguntas y no era capaz de sacarlas afuera.

Ja! Pero no hay mal que dure cien años (ni tonto que lo aguante). Cuando vi que llevaba mucho tiempo sin escribir, empecé un proceso de "auto estimulación". Empecé a leer cosas de escritores anónimos, gente común y corriente, que es capaz de exprimir la realidad y hacer con el jugo "post" en sus blogs que nos alegran el día.

Y así fue como llegué el viernes a la página del Cuentacuentos www.elcuentacuentos.com un sitio que partió siendo un espacio de Windows (una versión medio rara de los blogs) que juntaba a cinco amigos que les gustaba escribir. Cada semana ponían una frase y cada uno, en su propio espacio o blog, publicaba lo que le saliera. Conclusión, al año se tuvieron que mudar a la página web porque ya tenían mas de 200 "socios".

Todavía no me inscribo, pero estoy tratando de soltar la mano agarrando frases antiguas... hay muchas telas de arañas que sacar...