Thursday, May 24, 2007

Ya soy, oficialmente, una Cuentacuentos

Cuando en Febrero llegué de casualidad a la página del Cuentacuentos, me encantó. Lo único que quería era inscribirme y subirme a esa montaña rusa que significaba escribir todas las semanas en base a la frase que otro cuentista propusiera. Pero había un problema... empecé a leer los cuentos de los demás y me parecieron demasiado buenos... así que empecé a escribir "en paralelo" para soltar un poco la mano. Hasta que me animé.

El 3 de Mayo finalmente le mandé un mail al Señor de las Historias para que me inscribiera en el Cuentacuentos. Creo que si hubiera estado postulando a una beca, no habría leído y releído el mail tantas veces antes de mandarlo. Con un nudo en la guata (panza) me quedé esperando que "alguien" me contestara... hasta que recibí el mail. La página del Cuentacuentos tenía algunos problemas, pero el SDLH no solo me decía que ya estaba como la primera integrante de Chile, sino que se había metido a este blog y había leído algunas historias!!!!

Todavía no hay presentación formal en la página, pero estoy tratando de licuar las pocas neuronas que me quedan para inventar una historia que esté a la altura. El desafío es grande y no me pienso achicar.

Thursday, May 10, 2007

Cuentacuentos: "Voy a contarte un secreto… "

Aproveché de usar una frase del Cuentacuentos para escribir un mini relato para la actividad de Recursos Humanos que tenemos mañana y pasado

En un pueblo no tan lejano

Voy a contarte un secreto… no se bien de que voy a escribir. La verdad es que siempre me pasa lo mismo y más ahora que se que voy a hacer algo mas que pegar este escrito en el blog. No te preocupes, no pienso ponerme filósofa, este cuento va a ser muy simple…

Se trata de un grupo de personas, que vivían en un pueblo, que andaban por la vida mirando hacia el suelo, tristes, haciendo la suya y sin interactuar mucho con el exterior. Un día, uno de ellos tuvo una muy buena idea y los juntó y los llevó a los cerros a ver si con el aire fresco y los pajaritos en el cielo, se despertaban y miraban que había alrededor. Lo consiguió, pero al poco rato de mirarse las caras, todos volvieron a mirar de nuevo al suelo, aunque ahora, de vez en cuando, miraban de reojo para ver que hacían los demás.

Pasó un tiempo y nuevamente los juntaron y los llevaron a otro cerro, un poco más alto. Pero esta vez, cuando levantaron las caras, se reconocieron y se dieron cuenta de que no solo había caras amigables, sino que todos tenían un proyecto en común y ahí fue cuando partió la verdadera historia.

Ya no caminaban mirando al suelo, sino que mirando la cara de los otros, orgullosos de por fin pertenecer a un equipo. En el pueblo los empezaron a reconocer, porque a pesar de que no siempre pensaban todos igual, eran capaces de sentarse a conversar las diferencias, se ayudaban unos a otros y andaban siempre con una sonrisa en la cara… y todos hemos escuchado lo contagiosa que es la alegría. De a poco, el pueblo empezó a ser mas alegre… todo gracias a este grupo que solo había decidido empezar a mirarse a las caras y empezar a comportarse como un equipo.

Esta historia que parece medio infantil e irreal no lo es tanto. Se trata de nosotros y como hemos crecido en este tiempo. De cómo pasamos de ser un grupo de personas que se conocían más o menos en Santa Clara a un equipo de seres humanos el día de hoy en este Santuario del Río. Si, hemos crecido, pero todavía nos falta mucho por recorrer, tenemos muchísimas cosas buenas más que compartir entre nosotros y con los demás en nuestro “pueblo”. Tenemos que aprender que cada uno de nosotros es importante en lo que es Recursos Humanos hoy.

Como termina esta historia, no lo se. Solo se que depende de nosotros… y eso es bueno.

Wednesday, May 02, 2007

Cuentacuentos: "Como todo lo importante, ocurriste de repente"

Declaración

Como todo lo importante, ocurriste de repente. Cuando ya había perdido las esperanzas de encontrar el camino, cuando estaba mas confundida que nunca, te encontré… o me encontraste, no lo se. A mí, que me gusta tenerlo todo claro, irme por lo seguro y pisar tierra firme. Entraste en mi vida y pusiste mi mundo de cabezas.

Pero como todo lo importante en mi vida, llegaste a su fin. Desapareciste tan abruptamente como llegaste. Pero no estoy triste. Se que si nos encontramos fue para darme el empujón que necesitaba para madurar.

Aprendí que hay que planificar, pero dejando espacio para que la vida nos sorprenda. Aprendí a ser más espontánea, a reír, a llorar, a vivir la vida con pasión… a arriesgarme.

Me siento mas grande, mas mujer… y creo que por fin puedo decir que tengo las riendas de mi vida. Gracias.

Cuentacuentos: "Erase una vez"

Un cuento de hadas moderno

- Érase una vez…- y me quedé callada. Dos pares brillantes de ojos me miraron expectantes. Por fin había logrado llamar su atención y que dejaran de pelear. …una princesa que buscaba a su príncipe. Ella se sentía sola y sabía que si lo encontraba iba a poder ser feliz para siempre. El problema es que la princesa había estado en su castillo sola mucho tiempo, así que decidió empezar a salir con los príncipes que la invitaban.

Una mañana, tocó a su puerta un príncipe. ¿Saben de qué color era? – Azul!!!- contestaron las dos emocionadas. No, era morado. No saben el desastre, tenía el pelo violeta, y todas las ropas de color morado y lila. Tenía un caballo adivinen que color. – Violeta!!! - gritó la mas chica. Exacto. Le dijo que la venía a buscar para invitarla a salir. Fueron al mercado y compraron todas cosas moradas: moras, violetas, caramelos de uva. Dieron vueltas por el pueblo, mientras charlaban. La princesa lo estaba pasando bien, pero no sentía mariposas en la panza. Cuando el príncipe la fue a dejar, ella le tuvo que decir que no, que él no era el príncipe que estaba buscando.

Como a la semana, volvieron a tocar a su puerta. Era otro príncipe. ¿Saben de qué color era? – ¿Azul?- dijo con algo de desconfianza la mayor. No- respondí - era un príncipe verde. ¿Saben que tenía en vez de su corcel? Una bici. Y le llevó de regalo un helecho. Era un príncipe ecológico. Vivía a la orilla de un arroyo, parecido a este, en una carpa que él mismo había construido. La invitó a pescar en el arroyo y después hicieron un pic-nic. El príncipe le hablaba del calentamiento global, la contaminación y la necesidad de volver a una vida natural. La princesa se acordó de lo mucho que le gustaba a ella la vida moderna, así que cuando la fue a dejar a su casa, le dijo que él no era el príncipe que ella estaba buscando.

Un día, ella estaba en lo alto de su torre, cuando sintió que alguien tiraba piedritas a la ventana. Se asomó y vio al príncipe amarillo que venía con un ramo enorme de margaritas a buscarla en su… globo aerostático. -¿Qué es eso? – Es un globo enorme, que sostiene un canasto donde te puedes subir. El príncipe le tiró una soga, para que ella escalara hasta el globo, pero ella le dijo que si no bajaba a buscarla como el resto de los príncipes, ella no iba a salir con él. Se subió al globo y empezaron a subir. La vista desde el cielo era maravillosa, pero la princesa se acordó que tenía miedo a las alturas, así que cerró los ojos fuerte y se agarró del borde del canasto. Como el príncipe le dijo que el siempre viajaba en globo porque así se ahorraba los embotellamientos, la princesa le dijo que él no era el príncipe que buscaba.

- ¿Y con el príncipe colorado no salió? – preguntó la mayor, que ya había entendido como era el cuento. – Si, la pasó a buscar en su descapotable rojo y le llevó un ramo enorme de rosas rojas. Este príncipe, era fanático de las carreras de autos, era de lo único que hablaba. La princesa no le gustaban los autos, incluso no manejaba desde hacía años, así que se aburrió de lo lindo. Cuando la fue a dejar a su casa, ella le dijo que él no era el príncipe que estaba buscando.

Una tarde, apareció por su palacio, el príncipe negro. Tenía un corcel negro azabache y estaba todo vestido de… negro, obvio. Pero había algo raro en su cara, unas lágrimas plateadas. Lo que pasaba, es que el príncipe negro siempre estaba triste. Todo en su vida era un drama. Cada vez que la princesa trataba de hablarle de algo que le sacara la pena, el salía con un cuento mas desastroso que el anterior. A la princesa le gustaban los colores, las risas, los cantos y los bailes, así que cuando el príncipe la fue a dejar, ella le dijo que no era el príncipe que estaba buscando.

- Con el que no va a salir de ninguna manera, es con el príncipe rosa, no? – dijo una, poniendo cara de pocos amigos. – Aunque no lo crean, también salió con él. La fue a buscar y llegó todo vestido de… - rosa! – gritaron las niñas divertidas. – No, llegó vestido normal y con un ramo enorme de flores de color rosa. El príncipe era muy buenmozo, pero tenía un gran defecto: sabía que todas las mujeres morían por él y era muy egocéntrico. Toda la cita con la princesa se pasó hablando de si mismo y mirando su reflejo en todas partes. Cuando la princesa le dijo que él no era el príncipe que buscaba, él no la escuchó. Estaba muy concentrado mirándose en el reflejo de la ventana.

La salida con el príncipe blanco fue en invierno. La pasó a buscar en su trineo, con un gran ramo de rosas blancas congeladas. Fueron a patinar sobre hielo y a tomar helados. El príncipe era muy amoroso, pero cada vez que tocaba algo, se congelaba… así que cuando la fue a dejar al palacio, ella le dijo que no era el príncipe que estaba buscando.

La princesa se quedó muy triste, porque ninguno de los príncipes que la había ido a buscar, era el que la iba a ser feliz. Hasta que se dio cuenta de dos cosas: que eran los príncipes los que la habían ido a buscar a ella y que no había conocido al príncipe azul. Así que tomó una decisión: ella iría a buscarlo.

Este cuento está dedicado a Agus y Mili, las dos chiquitas de la historia. La historia salió así, de repente, mientras estábamos en la orilla del arroyo que cruza el campo. No se si esta trascripción es muy fiel a la historia original, pero quise escribirla para Agus, que el 7 de Mayo cumple 9 añitos.

Mas tarde, cuando Agus le contaba a algunos primos de la historia, uno de ellos le preguntó de que color se vestía la princesa. Muy seria, ella me miró y le contestó: la princesa usa jeans y remera azul. Casi me la como a besos.