Sunday, March 23, 2008

Cuentacuentos: Llegó la oscuridad, y con ella una lágrima resbalando por su mejilla

La despedida

Llegó la oscuridad, y con ella una lágrima resbalando por su mejilla. Cerró los ojos y suspiró. – Voy a estar muy triste cuando ya no estés – dijo. Nueve palabras que había sido incapaz de pronunciar horas antes, pero que ahora, en la soledad y cobijo de la noche, por fin eran capaces de salir de su boca. Si bien sabía que era la despedida y que probablemente no se volvieran a ver, el oírlo por primera vez, hacía que su partida se volviera algo tangible, concreto y sin otra alternativa más que aceptarlo.

Por supuesto que lo iba a extrañar y como si no, si él formaba parte de ese pequeño grupo de personas que mas la conocían. Sus virtudes (muchas), sus defectos (demasiados) y sus miedos.

Decirle lo que sentía habría sido el paso lógico a seguir, pero desde hace mucho tiempo que la lógica había dejado de guiar sus actos. Además… ¿decirle qué? ¿Qué era el hombre de su vida? No lo era. ¿Qué no se fuera? Sabía que eso no era una alternativa. Lo único que podría decirle es que extrañaría su “presencia ausente” si es que ese termino existiera y fuera aceptado por la RAE.

Tampoco que es que él estuviera demasiado presente en su vida. Si había algún defecto que tenía este hombre casi perfecto, era su inexplicable capacidad para desaparecer de un minuto a otro… y volver como si nada. Pero reaparecía, con una sonrisa y borraba de una todos sus reproches.

Limpió de su cara las lágrimas que corrían, tomó su notebook, abrió una página de word en blanco y empezó a teclear. “Voy a estar muy triste cuando ya no estés” apareció en la pantalla. No sería la despedida perfecta, pero era la única forma que conocía para hacerlo.

Mas y mejores historias, en el Cuentacuentos

8 comments:

Popi said...

No recuerdo haberte leído antes; quizás sí, quizás no. La mente es así de extraña. Como la gente que se despide por ¿mail? o, peor aún, por sms. La gente ya no sabe hablar, no sabe que sufrir en la vida es casi tan importante como disfrutar. O quizás, lo que le ocurre al personaje de tu tale, es que ha sufrido demasiado y no tiene necesidad de más.
Juegas bien con las letras, Me gusta cómo las usas.
Besos tridimensionales. jaja
:)

Anonymous said...

Las despedidas son duras y difíciles, pero muchas veces son la única salida que permite seguir viviendo, siendo feliz y dejar de sufrir, pasarlo mal... por algo o alguien que no lo merece...

Él volvía siempre, sí, y es posible que borrase todo lo anterior, pero... cuando sabes que eso va a volver a ocurrir (porque siempre ha sido así) llega el punto en el que hay que decidir si realmente merece la pena.

Y voy a ir parando ya, que sino al final te dejo una biblia de comentario...

La historia me ha gustado mucho (y también me ha hecho pensar y darle muchas vueltas al coco, lo que siempre es bueno, creo yo...) ;)

Así que nada, mil besotes y mil aplausos por una historio, a mis ojos, mejor que buena!

P.D. Y re-bienvenida!! =D

Anonymous said...

¿Y si no conoces ninguna forma válida para despedirte? ¿y si te encuentras con él una y otra vez? los dos algo más viejos, más cansados. Sin mucho en realidad, pero sin despedida nunca.

Me ha gustado y me ha enganchado.Me ha gustado especialmente esta frase: "Si bien sabía que era la despedida y que probablemente no se volvieran a ver, el oírlo por primera vez, hacía que su partida se volviera algo tangible, concreto y sin otra alternativa más que aceptarlo." y lo de la "presencia ausente"

Un besino!!!

tormenta said...

Para despedirse tan sólo hay que tener el valor de seguir adelante... a pesar de que en ocasiones no sea sencillo, claro que esto tan solo es mi punto de vista.
El hecho es que nos despedimos continuamente, de las personas y de las cosas; hay una especie de melancolía esperanzada en cada una de ellas, y tu la has sabido recoger muy bien es este cuentecillo.
Un besito guapa

PATRICIA P. said...

las despedidas son duras... pero son crueles cuando el otro no toma dimension del dolor que causa.. y regresa como "si nada" aprovechandose de nuestra vulnerabilidad... eso lo hace una despedida eterna,dolorosa, cruel, manipulada...
un texto en el que uno puede verse reflejado..
un gusto conocerte
patri

Anonymous said...

Me gusta lo de "presencia ausente", y si no te importa, me lo quedo. Con dos palabras defines muy bien un montón de cosas difíciles de explicar. Sé lo que es despedirse así, y es que muchas veces es la única manera que uno tiene de hacerlo.

Sigo sin entender por qué él se va, o más bien "por qué ya no va a seguir haciendo lo que hacía".

Ha sido una sorpresa que enfocaras así tu historia, y me alegro de ello.

Rose Sepúlveda said...

Antes que nada... mil gracias por leerme!!!
Concuerdo con ustedes en que una carta no es lo mismo que una buena conversación de despedida, pero a veces... simplemente no se puede.
Me gustó la idea de continuar la historia como una contínua "no despedida"... vamos a ver que ersulta.
Y sobre la "presencia ausente", nada, que salió después de mucho tratar de definir en pocas palabras el tema. Salió a las 3 de la mañana y despues de muucho café. Me encantaría quedarme con la autoría, pero no se si no lo habré leído antes... como dice Popi, la mente es así de extraña ; )
Besos a todos

Rose

Pugliesino said...

Rebienvenida! Nos has dejado la historia de un momento que a su vez era infinito.El hacernos participar imaginándonos el pasado,y como le quitas puertas al futuro,con una despedida que en muy buena narración va transformándo la tristeza que toda despedida entraña en esperanza,en pausa.
Me ha encantado.
Un abrazo